Vehículos
estacionados en caminos públicos y vías pecuarias, basura, ruidos que
simulan disparos de ametralladoras, insultos y arengas bélicas. Esto es
lo que tienen que soportar vecinos y visitantes cuando se aproximan a la
finca La Berrocosa, en Miraflores de la Sierra. Una zona dedicada
tradicionalmente a la ganadería, incluida en zona B1 (Parque Comarcal
Agropecuario Protector) del Parque Regional de la Cuenca Alta del
Manzanares (PRCAM) y en la zona periférica de protección del Parque
Nacional de la Sierra de Guadarrama.
Todo empezó en 2011, cuando la empresa Shootball Madrid S.L. alquiló la finca e implantó una actividad de paintball.
Se trata de un juego de simulación de combate en el que varios equipos
se enfrentan utilizando armas de aire comprimido (marcadoras) que lanzan
pelotas rellenas de pintura. Tras las denuncias de la asociación
Entrecañadas y el Cuerpo de Agentes Forestales, la Consejería de Medio
Ambiente, en 2014, suspendió la actividad y en 2015 multó con 24.000
euros a sus promotores.
Al continuar las
denuncias, la Consejería de Medio Ambiente ha mantenido la suspensión de
la actividad y además ha obligado al promotor a someterse a un proceso
de evaluación ambiental para determinar si la actividad es autorizable
en el PRCAM. En estas circunstancias, la Ley de Evaluación Ambiental es
clara: en tanto no se cuente con el informe ambiental favorable
correspondiente, no puede desarrollarse ninguna actividad. Por tanto, de
momento, no deberían permitirse los juegos de guerra.
Sin
embargo, la empresa cuenta con las licencias concedidas por el
Ayuntamiento de Miraflores de la Sierra para el desarrollo de
actividades educativas y culturales. Estas licencias se concedieron en
2011 y 2013, sin ajustarse a la Ley de Evaluación Ambiental porque se
emitieron sin contar con el informe previo ambiental. Por ello podrían
ser nulas.
Ecologistas
en Acción ha puesto estos hechos en conocimiento del Ayuntamiento de
Miraflores de la Sierra en dos ocasiones, sin que hasta la fecha haya
tomado ninguna medida. Al contrario sigue permitiendo el desarrollo de
una actividad ajena a los usos permitidos en el PRCAM, camuflándolas de
actividades educativo-culturales. Vecinos y viandantes califican la
situación de insostenible y se quejan de que la policía municipal,
dependiente del alcalde, no haga acto de presencia a pesar de las
denuncias.